sábado, 13 de agosto de 2011

Lucio L. Madariaga



Mujer Aliada Verde
A Paulina

Tú mi límite radical pendiente
inclinada hacia mi terror
Trama que un velo no arriesga
ocultar ni develar

Batalla que he de perder vencerás
iras que repliegan y no estallan

A tientas andamos el borde secreto
Certera constante
Amantes errantes
Tanto es esperanza como riesgo

Te rechazo en mi desesperación
derrota del escape eterno
Blasfema de mis convicciones
anhelo morir por tu mirada

Incéndiame redúceme a cenizas
Mujer total mujer aliada verde




Diluvia bacchanalia

Llueven pájaros;
¡esto es una fiesta!
El camino de la sangre se acelera
Hierve,
contagia las moléculas del aire
Se resquebraja la meseta y urgen-surgen
picos desde las profundidades

Todo se transforma:
repiquetean tonalidades nuevas, brillan
sonidos auténticos,
hasta el óxido embelesa

Danzan un vals los arrayanes con rítmico
escándalo de tormenta

Alas al diluvio; levito entre plumas
azules, púrpuras, magentas

Las doncellas
con aromas robados a la belleza
nos incitan a la fiesta

Llueven pájaros
y yo
renazco
en estas bacanales




Barriletes rurales

Cualquier lluvia cae muriendo y recordando
Rodolfo Alonso


Voces de chicharras
-como agujas chinas-
penetran la ventana improvisada del rancho

Los alguaciles de la ropa tendida
a la intemperie
alertan

La lluvia de invierno duele en la cara
del abandono

Me retuerzo en la lona helada del catre
y sueño:

fósforos móviles
para sazonar melodías internas
de pájaros que condenan al resguardo de la lluvia

el desierto

de los hombres





Ganbaru

Agujas de sal alilan
el muelle blanco
donde dieron el salto,
en otro tiempo,
las hermosas suicidas.

Soplo de alelí en las venas
a b i e r t a s
de dios:
tejiendo la humedad,

almanaciente del mar.






El canto reo


Un camposanto cobijó nuestros muertos.

Ahora es tiempo de retomar lo bárbaro,
componer la herejía de la herejía.

La poesía es una gran pregunta que acciona.

Certificados de función a la vuelta de la esquina.
A girar la página con un remanso bajo el brazo,
ventajeándole pasos al verano.

Cumpliendo designios
del sol,
con el fervor de criaturas sinceras,
sirenas,
del canto reo.





La cama siempre es París

Primer acto:

La transitada historia de la piel,
el sudor del sol, las sábanas mojadas
y su memoria a prueba de balas.
El aroma libertad,
la brisa por la ventana cosquilleando
espaldas,
los gemidos como propuestas,
el horizonte ya
y un zumbar de estrellas
para ladear
la finitud.

Fuera del tiempo:

Los ojos en estado de abrazo,
masticando los hermosos restos,
respirando la levedad del cuello,
un pie trepa otro pie,
la pierna trenza.

Arrancada la piel del amado atajos
a tajos reedificando el aliento;
lucido lumbre
del roce.
Espanto de la quietud.

La melodía del silencio:

un sueño lúcido.


Nota:Lucio L. Madariaga nació en el barrio de San Cristobal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 15 de agosto de 1985. Estudió la carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires que dejó inconclusa. Actualmente realiza la carrera de Edición Editorial en la misma casa de estudios y periodismo en TEA. Poesía, inédita.

2 comentarios:

  1. bueno no sé como llegué acá..pero llegué y te leí, me quedé pensando en El Canto Reo..me gustó mucho
    gracias por tus palabras!

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